La verdad tiene un carácter astillado
A propósito de la investigación "El futuro era tu cuerpo" de Elisa Fuenzalida y Javi Vargas, con el apoyo técnico de Jorge Vicario
Transcripción
─ Soy Javi Vargas.
─ Mi nombre es Jorge Vicario.
─ Mi nombre es Elisa Fuenzalida.
─ El proyecto de investigación que estamos terminando ahora mismo…
─ En el marco de la Beca Internacional de Our Many Europes…
─ Se llama El futuro era tu cuerpo: memoria de duelo y cuidados en las comunidades trans y travestis de la década de los 90 en Perú.
La investigación tiene como objetivo abordar algunos desafíos del presente, desde el prisma de la experiencia comunitaria trans y travesti, del cuidado y el tránsito del duelo. En concreto, de la experiencia trans y travesti de la década de los 90 en Perú y, aún, más específicamente, la de la comunidad de la Virgen de la Puerta, un grupo de unas cincuenta mujeres travestis que habitaron la calle de Sebastián Barranca, en uno de los barrios más pobres de la ciudad de Lima.
─ Este proyecto emerge en circunstancias muy particulares. Habíamos elaborado un proyecto. Habíamos pensado en muchas claves que se desarrollaron y fueron variando durante la investigación. Esa circunstancia extraña es que se inicia la pandemia, con los consecuentes procesos de crisis que conlleva.
De mi parte, una suerte de sensación de estar paralizado y, sobre todo, recordando las dinámicas de crisis que hubo en los años 90, acá en Perú, con toda la violencia que emergió por el enfrentamiento del estado peruano: el MRTA y Sendero Luminoso, que reverberó también en las lacras sociales, en las cuales también estaban consideradas, por ejemplo, las travestis y los homosexuales.
─ Empezó como una especie de homenaje y agradecimiento a las comunidades trans y travestis de los años 90, pero, poco a poco, fue convirtiéndose en una pregunta acerca de cómo atravesar la incertidumbre sin perder la ternura y el deseo de vivir, tal como ellas hicieron.
Creo que ahora también es una reflexión acerca del lugar que le damos al duelo y las relaciones de interdependencia en un mundo en el que abundan los discursos que promueven el empoderamiento individual y las relaciones completamente asépticas e indoloras.
─ La intención era producir archivos o audios sonoros, registrar las voces de los distintos agentes de las comunidades trans y travestis, acá en Perú. Entre las muchas cosas por las cuales pasaron, por los distintos procesos de precarización, estuvo el trabajo sexual, pero también la forma de vincularse, de organizarse, de cuidarse.
─Los ejes específicos de organización del material, en función de los cuales han sido acotadas las cápsulas por temas, son cinco. El primero tenía que ver más con los entramados del cuerpo: la construcción del género, sobre todo en condiciones de extrema pobreza y violencia.
─En aquel entonces, en los hospitales, por ejemplo, a las travestis que estaban desarrollando el sida o tenían el diagnostico VIH, las enfermeras y los médicos no los querían atender, ni siquiera los querían tocar por medio al contagio.
─ El segundo se elabora en torno al deseo, la maternidad, la fe y la sexualidad.
El tercero tiene que ver con los vectores de la violencia, sean patriarcales, institucionales, la consolidación de la ultraderecha, también. Los cruces de todo ello.
─ De la homofobia generalizada, en el mismo entorno, en los barrios, en las calles, la violencia de las fuerzas armadas, sobre todo contra las travestis que ejercen el trabajo sexual.
─ Luego, las economías entrelazadas a la fiesta, el trabajo sexual y la migración.
─ Cómo podrían lidiar con el dolor, con toda esa violencia, qué cosa hacían para lidiar con ello. Las noches y el baile, de alguna manera, les hacían olvidar todo y creaban un mundo en el cual ellas, como dijo Lali: “se prendían como luciérnagas en la noche”.
─ Y, finalmente, la vejez como conquista.
─ Hemos escogido las voces y las palabras de las entrevistadas para invocar una amalgama de experiencias subjetivas en las que todas esas dimensiones cohesionan.
En estos testimonios hemos encontrado un rastro humano de lo que se ha estado investigando. Del mismo modo, y con similares conceptos, se ha procedido en la investigación y en el diseño del sonido. Si bien, las voces de estas chicas reverberan un momento pasado filtrado por su memoria. La música y los sonidos también pretenden ser ecos, producciones espectrales de algo que solo está presente en la memoria, y desde ese lugar sigue operando.
─ En cuanto al proceso, de entrada, la década de los 90, marcó mi vida y la de Javi, que somos la parte peruana del proyecto. Pasamos toda nuestra adolescencia y primera juventud entre bombas, apagones, terrorismo de estado, terror de Sendero y MRTA.
Nuestras referencias culturales, políticas y afectivas están ligadas, supongo, de una forma irrevocable a esa década. También nuestras frustraciones, todo lo que no pudimos hacer, las oportunidades perdidas, los amigos muertos.
─Por ejemplo, por aquel entonces era bastante regular que haya batidas donde hubiera travestis o gais. Eran lugares clandestinos. Te podían encerrar simplemente por ir a esos lugares. En ese momento yo siento que las maricas y las cabras aprendimos mucho. Aprendimos mucho de las estrategias de supervivencia, tanto en el lenguaje como en los modos de abordar la calle, en los modos de relacionarnos. Yo, personalmente, lo aprendí de una amiga travesti que fue mi compañera en la secundaria.
Las travestis inventaron el hungarito. El hungarito era una especie de idioma para ─digamos─ ocultar, para velar el lenguaje, para protegerse entre las travestis. Ese lenguaje fue aprendido también por las cabras. Consistía en separar por sílabas las palabras y agregarle la terminación “sere” o “sara”, dependiendo de la vocal con que terminara la sílaba anterior. Emergía un lenguaje que para muchos era inentendible para quienes no formaran parte de las comunidades.
─ La expectativa de vida de las mujeres trans y travestis de los 90, apenas rebasaba los treinta años, y muchas veces se quedaba en los veinticinco. Entonces, no se trataba solo de encontrar a las sobrevivientes, sino también de reflexionar muy seriamente acerca de lo que significaba trabajar con un sujeto sobreviviente. Y, dentro ese marco, qué significaba la muerte, qué sentido tenía, si es que tenía alguno.
─ Hablar con las compañeras trans y travestis significa también hablar con sus heridas. En muchas de ellas se abren heridas que ellas ya piensan cerradas. También es un diálogo indirecto con las que ya no están, con las muertas. De algún modo, las experiencias de las que ya no están siguen vivas en los cuerpos de las que han sobrevivido. Lo que es muy hermoso es que, como a pesar de todos estos procesos de aniquilamiento, hay procesos de supervivencia frente a la vulnerabilidad.
─ Javi y yo hacíamos un trabajo realmente de detectives para dar con nuestras testimoniantes. Empecé a leer mucho a Santiago Alba Rico, y más adelante a Svetlana Aleksiévich. Se convirtieron en dos referencias fundamentales. Uno, en lo que se refiere a leer el cuerpo y los cuidados y, la otra, en lo que significa trabajar con un tejido colectivo de voces y memorias. Ella comenta en una entrevista cómo es esto de trabajar con horas y horas de testimonios, lo que significa ser una mujer oreja.
─ El material de las entrevistas, al ser tantas y tan deslocalizadas, no está producido en un estudio radiofónico al uso. Elisa ha estado seleccionando, de todo el material, fragmentos de diversas locutoras, que luego han sido organizadas en temáticas.
─ Yo creo que, sinceramente, me puedo contar dentro de esta categoría. También soy una mujer oreja. La oreja no es un órgano pasivo, al contrario, escuchas y escuchas y escuchas, y vas hallando un sentido.
─ La idea es que dialoguen distintas voces sobre esos temas, progresivamente. Una vez cortados los fragmentos, Elisa los organizó de modo que realmente construyen juntos un relato entre sí. Y o he intentado ayudar a la cohesión de estos fragmentos, calculando sensiblemente la cantidad de ruido y los espacios y silencios en cada momento de la composición del podcast, teniendo muy en cuenta la sensibilidad de todo el equipo, que al final ha sido un equipo variado, entre las entrevistadas y las investigadoras.
─ También la forma del trabajo sonoro, que ya fue trabajado más por Elisa que por Jorge. Es muy lindo que es, de alguna manera, es una suerte de diálogo entre, tal vez, quienes entre sí no conversaron, pero, sin embargo, hay muchos puntos que generan una especie de tejido crítico que vuelven a generar a modo de cuidado en este presente que estamos viviendo.
─ Es lo más parecido a una máquina de tiempo, que yo experimentado, porque vas del recuerdo al presente y del presente al tejido posible, que es el futuro, y luego tienes que volver hacia atrás. Entonces, tienes que ser muy humilde, desde que entiendes que no hay historias completas o, en otras palabras ─como dice Aleksiévich─ que la verdad tiene un carácter astillado o relacional ─si se quiere─.
─ Podría estar horas y horas encontrando conexiones y recordando pequeñas y grandes revelaciones, pero me gustaría terminar con una que creo que no debería dejar de mencionar, que es el momento en el que la fotógrafa Annie Bungeroth, que acompañó a la comunidad y registró visualmente su vida cotidiana durante cinco años, de manera más o menos intermitente. Me muestra una foto de una de las chicas travestis de la comunidad, abrazando a una niña del barrio que cuidaba mientras su mamá trabajaba en el comercio ambulante. Esa chica que está con la niña se llama Lorena, alias La Piurana. Ella trabajaba en las esquinas, de noche, en el trabajo sexual. Ella la maternaba durante las horas diurnas y, pasaban tanto tiempo juntas, que la niña le decía mamá, también.
El abrazo de esta foto es un abrazo inusual, que al menos yo pocas veces he visto. Ella tiene los brazos completamente abiertos. Tan abiertos que parece que el mundo entero cabe en su pecho, y, no sé, siento que toda la ternura y la valentía de la comunidad trans y travestis de los noventa está capturada en esa imagen, y también esa fuerza que tienen los vínculos para expandir el territorio de la vida y que trasciende en el tiempo.
─ Cuando la memoria de una experiencia, a la memoria de un sueño, se vuelve a ser consciente, aparecen mezclados en el plano de ese recuerdo, el mundo mecánico y el mundo interior, distintos e inseparables: la materia, el cuerpo, las emociones, las ideas y los aspectos.
Hemos conversado mucho sobre el concepto de Hauntología. Trabajando, a menudo nos referimos al ruido de la memoria, cuando pensamos sobre cómo y dónde deja su rastro aquello que llamamos la realidad, precisamente, porque hemos estado trabajando con memorias.
─ A través de ellas se da cuenta de cómo, a pesar de toda esa violencia, hubo modos de organización y de cuidados, frente a la enfermedad, frente a la muerte, frente a la violencia que todavía atravesaba la misma muerte. Cómo tenían que hacer, cómo había una permanente pugna por marginalizar incluso a las que habían fallecido, no enterrarlas de manera digna, con sus nombres elegidos, sino con los nombres que el patriarcado les asignó al nacer.
Esta cápsula contiene una entrevista realizada a la escritora e investigadora Elisa Fuenzalida, al activista y artista Javi Vargas y al compositor sonoro Jorge Vicario en relación al proceso de trabajo del proyecto de investigación El futuro era tu cuerpo.
Este proyecto gira en torno a las comunidades trans en Perú durante la década de los 90 y se presenta a través de una serie de cápsulas sonoras que guarda el mismo nombre, El futuro era tu cuerpo, en la Radio del Museo Reina Sofía. Se trata de una serie de entrevistas —tal y cómo lo definen lxs propixs autorxs “un tejido colectivo de voces y memorias”— que se relacionan entre sí a partir de ejes temáticos.
De forma particular, esta cápsula trata desvelar el proceso, tanto a nivel formal como conceptual, que va desde la recopilación del archivo sonoro a la materialización final.
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- Fecha:
- 03/05/2022
- Realización:
- Agnés Pe
- Licencia:
- Creative Commons by-nc-sa 4.0