Taller RRS
Máster de Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual
Transcripción
Relaciones museo-universidad. Un caso de estudio
Rocío Robles: La iniciativa de plantear, o de proponer, a los estudiantes del Itinerario de Crítica un ejercicio editorial, primero, y curatorial después, viene de hace tres ediciones —desde hace tres años—. Esto obedece a que la Coordinación del Máster cayó en la cuenta de que existía una diferencia en ese trabajo final de los alumnos del Itinerario de Crítica respecto a sus compañeros que seguían el Itinerario de Gestión, los cuales, durante tres, seis o nueve meses se incorporaban a los distintos departamentos del museo, donde desarrollaban sus prácticas.
Bárbara Muñoz: La iniciativa de realizar muestras de documentos en vitrina ya existía de antes, se hacían exposiciones en el hall de la Biblioteca. No obstante, con los cambios de temperatura que sufre el hall de la Biblioteca, se entendió que no era el lugar idóneo para ubicar una sala expositiva. Fue el director del Museo, Manuel Borja-Villel, quien consideró que debíamos de hacer un cambio de ubicación; y es un espacio mucho más acogedor, que respeta así los niveles de luminosidad y asegura la correcta conservación de los documentos.
Ahora lo que estamos intentando hacer es sacar a la sala expositiva del Espacio D el fondo de aquellos archivos que bien nos han sido donados, o bien, han sido depositados, puesto que la documentación de archivo es inédita. De tal manera, que si bien de los catálogos o los libros de artista existen más ejemplares en otras bibliotecas, los fondos de archivos son documentación inédita donde solamente existe un único ejemplar. Entonces, éste es uno de los objetivos principales ahora mismo del centro de documentación: dar a conocer e interpretar la documentación que existe en el archivo.
Rocío Robles: Desde el propio Museo se animó a trabajar con los materiales del Centro de Documentación y Biblioteca del Museo. ¿Por qué? Porque el Museo, y desde el Centro de Documentación, se está significando en la recuperación, recopilación y puesta en valor de archivos, tanto personales como de galerías, centros, instituciones —más o menos fuera de una oficialidad, por así decir, o no tanto—. Era una buena manera de ponerlos en valor o de que una mirada distinta a la interna del museo trabajara con ellos. De esta manera, el año pasado al proyecto editorial se une un proyecto curatorial que se ha mantenido también en la edición de este año 2017- 2018.
Bárbara Muñoz: Hasta el momento, lo que teníamos en las salas expositivas era el objetivo de mostrar los fondos documentales del Centro de Documentación. De tal manera que teníamos el reto de exponer aquellos fondos que están custodiados en los depósitos del Centro de Documentación y la Biblioteca. De tal manera que todos los visitantes que accedían al Centro de Documentación tenían la oportunidad de conocer, de ver, de poder interpretar qué es lo que se estaba custodiando en el Centro de Documentación. En un primer momento, en la mayoría de las exposiciones que estábamos elaborando en el Espacio D, quisimos establecer un vínculo entre el Museo y lo que se estaba exponiendo en el Espacio D, de tal forma que todos los visitantes que acudían al Museo acabaran sus visitas en la Biblioteca.
Rocío Robles: Las dos ocasiones, tanto la del curso anterior, 2016 - 2017, y esta; en la anterior que se trabajó con el archivo Quico Rivas y en esta ocasión con un tema marco, que era “Huellas de la Bauhaus en España” o “Bauhaus/España”, el tema ha sido propuesto desde el Museo, y en concreto, este año, desde el Departamento de Actividades Públicas, o propuesto o decidido en colaboración de la Directora, la Jefa del Departamento de Actividades Públicas, Mela Dávila, con la coordinación del año pasado. De tal manera que se llega a un consenso; nos pareció una idea idónea, adelantándonos, en este año, a esas celebraciones que están preparando toda la investigación para las celebraciones del año que viene con el centenario de la Bauhaus. Y digamos que dada su pertinencia esta decisión se eleva a la dirección del Museo y nos dieron el visto bueno. De tal manera que toda actividad, propuesta, exhibición, que se hace en el Museo tiene que contar con el visto bueno y con la aprobación de la dirección.
Bárbara Muñoz: En el caso del proyecto Quico Rivas lo que hicimos fue trabajar con un fondo que el Centro de Documentación aún no había tenido la oportunidad de procesar técnicamente, es decir, que este archivo aún no estaba catalogado, tan solo inventariado. Es decir, no estaba descrito sino únicamente se conocía cuál era el contenido de las cajas que habían sido donadas. El balance con respecto a este año es que la selección de la temática, es que este año es más transversal, al tratarse de un tema más abierto, que es Bauhaus, los alumnos han tenido la oportunidad, no solamente de seleccionar nuestros fondos, que en un principio era un criterio prácticamente indispensable por parte del Centro de Documentación. Se ha abierto un poco más la mano y han podido cotejar cuanto tenemos aquí con otros fondos de otras instituciones.
Rocío Robles: La relación Museo/Máster se ha visto ampliadas por proyectos como la exposición de los estudiantes del Itinerario de Crítica en el Espacio D del Museo perteneciente a la Biblioteca. Se han estrechado en la medida en que los alumnos del Itinerario de Crítica también se han implicado o han conocido de cerca la vida diaria y ordinaria del Museo. De tal manera que no solamente van a las clases, van al Centro de Estudios y se limitan, o luego participan en los seminarios y las actividades y conferencias programadas también desde el Centro de Estudios o el Departamento de Actividades Públicas. La exposición hace visible al Museo que hay un grupo de estudiantes que son potenciales agentes que, a lo mejor no acaban trabajando en el Museo, pero que sí son elementos que van a estar en el entorno museo.
Bárbara Muñoz: Bueno, las relaciones entre Museo y Universidad existen desde el momento en que también existe el Centro de Estudios. Las prácticas se realizan para analizar archivos que disponemos sin catalogar y con respecto a la sala expositiva, ya estamos, desde el año pasado, haciendo este comisariado, y siempre es positivo para ambas partes.
Rocío Robles: Respecto a otras iniciativas se ha contemplado la iniciativa de que los mejores TFMs (Trabajos de Fin de Máster) de los alumnos queden, o se puedan consultar a petición y siempre bajo autorización de los propios autores, en la Biblioteca del Museo. Crear como una memoria. Pero esto es algo que, como digo, está en proyecto, son cosas sobre la mesa. […] Que también el propio Museo, no solamente la Universidad, tenga su memoria del paso, de la existencia del Máster. Cuáles son esas huellas del Máster en el Museo.
Yo creo que en ambos casos son resultados positivos. Sobre todo porque es, para muchos de los alumnos, es un primer ejercicio curatorial, aunque quiero dejar claro que el Máster no se encarga de formar a comisarios, no es un máster de comisariado, pero sí que a través de la vía crítica, de la vía de análisis, del estudio de los documentos, de una bibliografía específica, de unas fuentes, los alumnos son capaces de armar un discurso expositivo. Luego también acompañado con unos textos, con una revista que tiene una unidad o una homogeneidad, acompaña aunque no repita, tampoco se requiere que replique al cien por cien la exposición, sino que la amplifica incluso. Y en este curso que yo he seguido más de cerca, todo el crecimiento y desarrollo, tanto de la exposición y en último momento de los textos que conforman la revista, yo creo que hay una, sobre todo una, una voluntad de querer hacer algo importante por parte de los alumnos.
En relación a éste ejercicio editorial y curatorial, entiendo que es un ejercicio práctico, como ha de entenderse, en el que los alumnos, en gran medida, pueden volcar o digamos ejercitarse, ya no solamente pensando, haciendo un ejercicio escrito o de pensar un problema, un caso de estudio en concreto, sino también un trabajo en común. Trabajar en grupo, colectivamente, llegar a consensos y discutir, argumentar y defender las ideas de cada uno.
Nutrirse de la institución, apropiarse de sus formatos
África Ruiz: Candela es una institución que nace en el marco del Máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual.
Iria Gámez: Lo que busca Candela es precisamente esto: «usar y abusar todo lo que ya está dado y programar lo que está parado».
Mónica Monmeneu: Nuestra idea principal era esa, ser un parásito –no un parásito maligno–, pero nutrirnos de la institución, ver que nos podía aportar y qué podíamos sacar de esa relación con la institución.
Nosotras llevamos a cabo actividades comensariales, que vendrían de la unión esa de comisariado y los parásitos comensales, que son aquellos que se nutren de un organismo más grande y este organismo ni se ve beneficiado ni perjudicado.
Iria Gámez: Queríamos aprovechar el acceso que tenemos al Centro de Estudios y a una serie de plataformas del museo y de las propias universidades, el acceso que tenemos a los profesores, a todo, para generar esta plataforma en la que, de alguna manera, pudiésemos clausurar el curso, recoger un poco todas las sensibilidades y subjetividades de todos y cada uno de nosotros y generar este espacio también para enseñar un poco lo que es la actitud y la intención de Candela, que es simplemente: si disponemos de algo, hagámoslo, aprovechémoslo y colémonos hasta que nos digan: «por aquí no».
Mónica Monmeneu: Y es en lo que se inspira esta última acción que hemos hecho, que es parasitar el propio máster y llevar a cabo una asignatura dentro del programa del máster pero de manera, digamos, extraoficial.
La primera sesión se trataba de hacer una presentación; la segunda sesión hablar de mediación; en la tercera hablaríamos de precariedad laboral; y la última la dedicaríamos un poco a hablar del máster y de proyecciones en el futuro, de cómo nos sentimos como estudiantes del máster al salir de él, al mundo laboral, etc.
África Ruiz: Nuestro papel es el de proponer. Nosotras proponemos un espacio determinado, un tiempo, una temática y un ambiente, digamos, una reunión. Porque al final esta asignatura es una excusa para estar juntos y compartir este momento.
Mónica Monmeneu: Hemos invitado también a los profesores, así que realmente lo que planteábamos era crear una plataforma abierta en la que todo el mundo se quitara su sombrero del rol del estudiante, el rol del profesor, y que pudiera haber un diálogo realmente abierto.
Selina Blasco: Yo creo que este tipo de prácticas surgen por el deseo de las personas que forman parte de un ecosistema, de habitar críticamente en el mismo. O sea, de no considerarlo un lugar neutro, o un lugar de paso, sino considerarlo y reconocerlo como propio. Pero reconocer también el potencial crítico que se tiene sobre ese ecosistema, sobre ese espacio.
Creo que Candela es importante que surja como un ejemplo de ese deseo de ese tipo de prácticas. Era otra cuestión interesante para el desarrollo del máster porque supone la idea de un aprendizaje compartido, que no es siempre unidireccional –o al menos yo lo siento así–. O sea que no parte de que hay unas personas que saben y otras que aprenden, sino que –volviendo a la idea esa de ecosistema– hay un contexto en el que hay aprendizaje, en muchos sentidos. Está ahí el aprendizaje para quien quiera promoverlo, para quien quiera escucharlo, para quien quiera apropiarse de él… pero se rompe bastante la dinámica de quienes son los que tienen el conocimiento y quienes son los sujetos pasivos de recepción de ese conocimiento. Al haberlo vivido, también pienso que no es tan cómodo ni tan fácil crear estos espacios mixtos de profesorado y estudiantes, porque los profesores tendríamos que ser muy conscientes del paso atrás. Tenemos como una tendencia innata a tomar la voz, porque nos resulta muy difícil salir de este lugar, y también el estudiantado tiene muy difícil hacer valer su voz en términos de la misma capacidad propositiva.
Cuando se plantean prácticas artísticas que de alguna manera se proponen como crítica institucional a la academia, se analizan también desde el punto de vista de los docentes, de la institución académica, desde las estructuras de poder de la academia, pienso que se hace sin dar visibilidad o sin dar voz, o sin reconocer la presencia del estudiantado porque es muy difícil reconocer que la universidad la construye el estudiantado. Pero verdaderamente, en número por ejemplo, y en posible capacidad de agenciamiento el estudiantado es muchísimo más importante que cualquier otra facción, o cualquier otra parte de la institución universitaria. Y, sin embargo, no tiene ese reconocimiento de capacidad de intervención, de visibilización. Entonces, de ahí pienso que parezca natural que todas estas prácticas de crítica institucional a la academia, que llevan a cabo numerosos artistas, en ella los estudiantes aparezcan muy poco o de una manera como desviada, subsidiaria y tangencial.
En un máster en el que, por suerte, hay personas que vienen de las prácticas artísticas y que por tanto están familiarizadas con la investigación artística, y personas que están más familiarizadas con la historia del arte más canónica y más académica, pues puede haber un transvase entre este tipo de acercamientos y ese tipo prácticas.
La experiencia, que es incompleta porque yo no he asistido a todas las sesiones, creo que tiene el valor de la proposición. Simplemente con que se haya propuesto ya me parece que es muy valioso, y que se haya desarrollado y que se haya podido completar, que se haya sostenido sería la palabra. Que se haya ejecutado de principio a fin.
Yo nunca había tenido la experiencia de algo parecido, entonces me parece muy bien.
Martilleando el muro
Relaciones entre el museo Reina Sofía y el barrio de Lavapiés
Pepa Torres Pérez: El Reina Sofía ha sido un símbolo del Lavapiés que no queremos, que es el Lavapiés que nos expulsa, que es el Lavapiés de la gentrificación, que es el Lavapiés turístico.
Lo que vemos muchos vecinos y vecinas es que el barrio está enormemente mercantilizado y en un proceso de gentrificación y turistificación bastante salvaje, que de cualquier modo muchos vecinos y colectivos no terminamos de dar la batalla por perdida. Creemos que lo que se está vendiendo ahora mismo es una marca, que es la Marca Lavapiés, una marca cultural que tiene éxito en el mercado, pero que los verdaderos protagonistas de esa marca, que no es una marca, que ha sido una forma de vida, una convivencia, un tejido de ciudadanía entre personas con papeles y sin papeles de diferentes nacionalidades… Eso es lo que se está destrozando con esta política de gentrificación. La verdad es que consideramos que es una gran pérdida. Por otra parte, muchos vecinos están siendo expulsados del barrio por esta política que tiene que ver con el encarecimiento de la vivienda y los fondos buitres, y muchos de estos vecinos son lo que, precisamente, han levantado este barrio desde esta perspectiva.
Lia: Yo en la actualidad veo que la cultura de Lavapiés, o sea, es muy turístico ahora mismo. No es como el Lavapiés que cuando llegué aquí yo, era muy distinto. O sea, no había tanta gente turista ni nada y ahora pues como que el barrio es muy diferente. Antes salía y era como una familia y tal, pero ahora como que ya no siento eso. Yo creo que es muy importante que los turistas que llegan al Reina Sofía, que vean también lo que es Lavapiés e incorporar esa diversidad al Reina Sofía.
Rafaela Pimentel: Cuando llegué a Lavapiés, todavía no había esa visibilidad de esos contrastes y de esos tejidos y de esas nuevas culturas. Ha habido avances porque la convivencia de las personas que estamos ahí, su cultura sale. Entonces, sí que ha ido avanzando dentro de los colectivos y dentro de la gente. Los barrios ya se mueven con otra diversidad.
Lia: No solo está aquí la cultura española, sino hay la cultura senegalesa, la bengalí, marroquí… Que aquí hay un montón de culturas.
Pepa Torres Pérez: Más bien el Reina Sofía sería como un muro. Es el muro que a partir de él ya es otra realidad. Y lo es simbólicamente. Primero, porque muchos de los vecinos y vecinas no se sientes con derecho a ese acceso. Porque luego también hay algo simbólico, que es la seguridad. Hay un montón de personas sin papeles que conviven en el barrio que sí que tienen muy identificados qué espacios del barrio son seguros para ellos.
Lia: Cuando paso con muchos inmigrantes, miramos el museo y me dicen “Uf, mira qué bonito, me gustaría entrar”. Pero ven al de seguridad y tal y ya sienten ese miedo, ese rechazo, de que “No, yo aquí no puedo entrar, todavía no”.
Rafaela Pimentel: Todavía no estamos ahí representados, ni identificados tampoco. Está ahora todo lo que es lo normativo, que se puede presentar en un museo, pero esa diversidad de la gente que estamos componiendo las ciudades, con esa diversidad y con esos como nuevos agentes, en esos museos no estamos.
Pepa Torres Pérez: Te das cuenta que nos creemos que la única cultura válida es la nuestra. Y me refiero a la cultura de los occidentales, y los europeos y los blancos. Somos unos grandes ignorantes de otras culturas. Por otro lado, solemos tener un complejo de hijos únicos. O, hijas únicas. Como si solamente nuestra cosmovisión fuera la medida del mundo. Entonces gracias a la convivencia con la diversidad cultural te puedes cuestionar esto. Y desde ahí pues, pues la necesidad también de que en todo lo que es la difusión cultural, la creación cultural, se recojan otros acentos, otras expresiones desde los lugares de origen, desde las propias sensibilidades desde las gentes que hoy convivimos en el barrio. Algunos colectivos en los que yo estoy el tema del arte ha sido fundamental para lanzarnos como colectivos. A mí nunca, sinceramente, nunca se me hubiera ocurrido trabajar el arte. Pero gracias a ese trabajo de repente vi que era posible. Entonces, esa alianza entre un arte que aspira a un cambio social, etc., etc., es fundamental.
Rafaela Pimentel: Nos da mucho gusto cuando lo ocupamos. Primero una satisfacción increíble, porque nosotras sabemos que es eso nuestro, y que podemos utilizarlo, y que podemos estar ahí. Y el por qué no estar otros individuos que formamos parte de esto, por qué no podemos estar ahí. Además, ya el mundo no se compone de un hombre blanco, heterosexual.
Pepa Torres Pérez: Identificamos, pues, una cultura que es la cultura más oficial, y otra cultura que es la cultura también que se teje en las calles, en los colectivos, en la convivencia. Esas culturas deberían mezclarse, deberían tener una intencionalidad mayor en todo lo que es democratizar la cultura.
Rafaela Pimentel: En esta relación falta algo: ese puente que no está. Entonces, para colectivos como los nuestros es muy difícil también crear el puente, crear el proyecto, entrar dentro, y presentarlo, ¿por qué? Porque para nosotras los tiempos son muy importantes, y no tenemos tiempo.
Pepa Torres Pérez: En este momento podríamos decir que vemos un cambio de política en el Reina. Y la verdad, estamos a la expectativa de que este cambio de política se convierta en una realidad que nos beneficie también a los vecinos en cuanto a sujetos de esa creación cultural. Y que el Reina salga también a la calle, conozca los problemas de los vecinos, las luchas sociales de los vecinos y las vecinas. Y recoja también las propuestas culturales. Vemos ahí que es un momento de oportunidad, pero que tenemos que ver cómo lo vamos gestando juntas.
Rafaela Pimentel: Yo pienso que las relaciones que estamos teniendo con el museo o los colectivos diferentes que estamos acá, pues los resultados han sido estas propuestas que se han sacado adelante de que las personas puedan entrar al museo aunque no tengan DNI, porque, sabemos que las personas sin papeles forman parte, las personas sin papeles forman parte del barrio a donde está el museo. Entonces, que puedan entrar allí sintiéndose seguros y luego tener el carné para lo de la biblioteca también es otra de las cosas importantes de este proyecto que estamos haciendo, esta nueva relación que estamos teniendo con el museo.
Pepa Torres Pérez: Estamos ahí gestando actividades. Quizá, quizá una de ellas que nos ilusiona a mucha gente y que está ahí es la posibilidad de hacer un picnic en el museo, de ocupar ese espacio interior del museo, ese patio. Que en otro momento también era asequible para más gente hace muchos años. Entonces, poder organizar un picnic entre los colectivos y el museo, donde haya también un recorrido por el museo. Y al mismo tiempo que artistas del barrio en precariedad puedan participar en ese acto. Y a partir de ahí poner en marcha una serie de iniciativas, insisto, no sólo de entrar en el museo, que es un derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas, sino también que el museo salga a la calle a hacer gestión cultural, hacer cultura con más gentes.
Y luego hay un símbolo en este museo, que para muchos de nosotros pues es fundamental, que es el símbolo del Guernica. Que lo que nos recuerda siempre es que Guernica no ha acabado, que Guernica sigue, y sigue siendo hoy. Entonces, cómo avanzar en la resignificación de las luchas, del grito de denunica, que ese Guernica con tantas luchas ciudadanas, locales e internacionales, que necesitamos también gritarlas hoy en la calle. Entonces en torno al Guernica tenemos una suere de propuestas que estamos dialogando con colectivos. Y bueno, pues ahí estamos, la verdad que ilusionados, la verdad, ilusionados, y con ganas de que el museo deje de ser ese muro simbólico, con el que la mayoría de los vecinosidentifican la frontera de que eso ya no es Lavapiés.
En mayo de 2018, la RRS realizó un taller para una parte del alumnado del Máster de Arte Contemporáneo y Cultura Visual que el Museo Reina Sofía realiza junto con la Universidad Autónoma y la Universidad Complutense de Madrid. Estas tres cápsulas son producto de lo practicado en aquel taller, donde el grupo de estudiantes pudo desarrollar sus intereses particulares por medio del lenguaje y la técnica de los podcast.
La cápsula Relaciones museo-universidad. Un caso de estudio fue realizada por Ana Redondo Plaza, Clara Santiago Beato y Abdiel D. Segarra Ríos e incluye entrevistas a Rocío Robles, profesora e investigadora, y a Bárbara Muñoz, directora de la Biblioteca y Centro de Documentación del Museo. En ellas se cuestionan los límites y los resultados de la exposición Modernidades extraviadas. Bauhaus y España comisariada por parte del alumnado del máster en 2018, en la sala D, contigua a la Biblioteca del centro.
Nutrirse de la institución, apropiarse de sus formatos está realizada por Alexia Oviedo y Elsa Duhaut y aborda la aparición de Candela, una asignatura extra-oficial en el contexto del Máster impulsada por las alumnas África Ruiz, Iria Gámez y Mónica Monmeneu en 2018, y a la que estaban invitados sus profesores y compañeros de clase. Partiendo de esta acción específica, la cápsula se plantea como una reflexión sobre las prácticas artísticas desarrolladas dentro de la academia y de la institución a través de un diálogo con las integrantes de Candela y una entrevista a Selina Blasco, docente en el máster y autora, entre otros textos, del ensayo Mantener las formas. La academia en y desde las prácticas artísticas.
Por último, Martilleando el muro, realizada por Patricia Martín Rivas y Pedro José Trujillo, cuenta con entrevistas a Pepa Torres Pérez (Red Interlavapiés), Lía (Mujeres en Movimiento) y Rafaela Pimentel (Territorio Doméstico), como representantes de las distintas partes del tejido cívico-cultural de Lavapiés. La cápsula trata de analizar el muro rojo y metalizado que representa la institución —un “muro del rechazo, de una realidad simbólica que no es Lavapiés”— y que el barrio y su museo tratan de atravesar.
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- Fecha:
- 18/12/2018
- Realización:
- Estudiantes Máster Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual
- Agradecimientos:
Juan Albarrán, Rocío Robles y Selina Blasco. Rubén Coll, María Andueza y José Luis Espejo.
- Licencia:
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