Hacia una repolitización del malestar
Entrevista a María Ruido, directora de la película “Estado de malestar"
Transcripción
Hacia una repolitización del malestar
Entrevista a María Ruido, directora de la película Estado de malestar
La película está muy enfocada en el mundo del trabajo y de la relación del trabajo con la salud mental porque yo venía del influjo de Mark Fisher y, además, Mark Fisher acababa de suicidarse...
Reordenación de la Colección. Vasos comunicantes. 1881-2021. Edificio Sabatini, planta primera. Capítulo 8. Éxodo y vida en común. Sala 4: Estado de malestar.
Título tomado de la película de María Ruido estrenada en 2019. Película documental presente en la sala y que el Museo Reina Sofía alberga dentro de su Colección.
Soy María Ruido, soy cineasta, artista visual, investigadora, docente en la Universidad de Barcelona, en el Departamento de Artes Visuales y Diseño. He estudiado Historia, Historia del Arte y he estado becada en un Departamento de Estudios Culturales y esa es un poco mi formación. No tengo formación artística al uso. Tengo un trabajo que circula entre la institución Arte y la institución Cine. Básicamente, hago ensayos visuales sobre el mundo que nos rodea. Desde un punto de vista feminista y de clase. Me interesa mucho la realidad que nos circunda, vista desde otro punto, desde otro lugar que no sean los medios de comunicación.
Un nuevo suicidio entre los trabajadores de France Telecom. Un operador de 57 años y padre de cuatro hijos se inmoló con fuego en las inmediaciones de las oficinas de la empresa en Burdeos. Los sindicatos denuncian las condiciones laborales de los trabajadores y hacen responsable a la compañía de varias decenas de suicidios en los últimos años.
Estado de malestar es una idea que me da vueltas desde hace bastante en la cabeza. Yo trabajo mucho sobre el trabajo desde hace veinte años, o sea, si hay una línea fundamental dentro de mi obra es el trabajo, la representación del trabajo, el trabajo de las mujeres, el trabajo de los migrantes, porque yo soy hija de migrantes. Y porque mi primera película es sobre mi propia familia.
Me preguntaba una profesora norteamericana, una profesora de Estudios Culturales: "¿Cómo es que en España, que es un país migrante, no hay más gente que trabaje sobre ese tema?". Y le digo "porque la gente que llega a hacer películas que llega al mundo del arte, a la institución Arte, a la institución Cine, o a la institución académica, no vienen del lugar donde vengo yo, normalmente". Entonces, hay una cuestión de clase, hay una barrera de clase muy fuerte. Y esta es una de las cosas también por la que yo digo: tengo que quedarme. Venimos de lugares donde nadie cuenta nuestra historia, así que nosotras tenemos un deber. Tienes a tu espalda a toda una genealogía de clase trabajadora, una genealogía de una gente que ha perdido una guerra en muchos casos y que ha sido represaliada y ha sido silenciada. Entonces, vienes de ahí y eso hay que contarlo.
Para mí, la historia del trabajo es la historia de los seres humanos y me pasma que la mayor parte del cine comercial y no comercial (y cine de autor que se hace) ponga en primer plano los conflictos emocionales y nunca se hable de las condiciones materiales o muy pocas veces se hable de las condiciones materiales. Entonces gano la beca del LOOP y me planteo hacer una película exclusivamente sobre el tema de la salud mental y el trabajo. Y en ese momento, bueno, voy a un curso de Nociones Comunes, en Traficantes (de Sueños) y conozco a varios colectivos de Grupos de Ayuda Mutua, los GAM que los llaman. Y mucha gente activista en salud mental, desde profesionales de la salud mental, que no están de acuerdo con una línea biologicista y han politizado mucho su práctica médica y psiquiátrica. El caso de Guillermo Rendueles, que aparece en la película, me parece el más claro.
"El último texto que he publicado, que es un libro sobre suicidios, una de las sorpresas, es que algo que parece tan íntimo, tan dramático como esa toma de decisión de levantar la mano contra sí mismo, estaba provocada. Hay dedicado en ese libro un capítulo entero al suicidio por causas políticas y laborales. Ciertos trabajadores, por ejemplo, que habían quedado completamente desfasados del naval, por ejemplo, ciertos especialistas que antes eran muy apreciados como soldadores, de repente con la soldadura eléctrica y otros medios quedaban sin trabajo y salían como media docena o así de suicidios consumados por causas laborales".
Como dice Guillermo Rendueles y por eso yo quise conocerlo y entrevistarlo, no necesitas un psiquiatra, necesitas un comité de empresa. Tus problemas son problemas de la materialidad de la vida. Y la salud mental se deteriora mucho con las malas condiciones de vida, con la falta de recursos, con no tener un Estado que sepas que, si te falla la familia, te falla el trabajo, te fallan los amigos, puedes contar... puedes tener una red social que te sustente. Y eso lo estamos perdiendo y lo estamos perdiendo desde hace mucho tiempo ya.
En medio de este curso conocí a Flipas GAM que es un colectivo, un grupo de ayuda mutua bastante conocido dentro de Madrid y, en concreto, una escisión de este grupo que es InsPiradas, una escisión feminista del grupo. Porque como dicen ellas, la salud mental son locos, pero patriarcales, también. La salud mental tiene un sesgo de género enorme.
"Tantas veces te dicen: 'Va, tú cállate que estás loca'. Incluso, muchas veces, cuando no has sido diagnosticada ni mucho menos, pero es muy frecuente. 'Tú te callas que estás loca.' Es como un insulto, es como un... Y dices, bueno, pues eso es lo que decía Marta. Bueno sí, yo soy diversa, soy distinta... Mis pensamientos o mi cerebro funciona de otra manera y a lo mejor tengo reacciones que no siempre son muy comprensibles para todo el mundo. Pero eso no quiere quiere decir que no sea una persona con un gran aceptación hacia mí misma. Nos han reprimido tanto, nos han dicho tanto tú tienes que estar tranquilita, quietecita. Una cosa que me repetía mucho mi padre -muy buena persona-: 'tú no te signifiques'. Eso es mucho de este país."
En varias conversaciones que tuve con ellas antes de la conversación que grabamos (que es la base fundamental de la película) pues me contaron cosas que yo ignoraba o pensaba que eran cosas como del siglo XVIII o XIX: Contenciones mecánicas y químicas, dentro de las instituciones de salud mental, que te den medicación que no sabes lo que es. O sea, cosas terribles. Violaciones, abusos sexuales, vejaciones. O sea, cosas que tienen que ver con los derechos humanos que no se cumplen, en personas que entran dentro de la institucionalización.
En InsPiradas hay gente que son profesionales de salud mental, otras que son afectadas en salud mental. Pero lo que yo inmediatamente compartía con ellas era la necesidad de hablar del sufrimiento psíquico.
"En una sociedad que es pura competencia, que, en realidad, toda la sociedad te está diciendo constantemente que no valemos, que no llegamos, que nunca hacemos suficiente, hay miles de exigencias a nivel social que tenemos dentro. Y luego la gente se sorprende mucho cuando esas exigencias nos rompen y las tenemos dentro ya más claramente. O de una manera que a lo mejor no la tiene todo el mundo."
A mí me impresionó mucho que ellas son realmente activistas. El tener un diagnóstico en salud mental las ha convertido en activistas. En activistas donde en El Orgullo Loco, donde estuve rodando en el Primer Orgullo Loco que se hizo aquí en Madrid en 2018.
Me impresionó mucho que estaba la PAM, estaban colectivos trans, había colectivos de gente de tercera edad, colectivos afectados por diferentes cuestiones sociales. Y, ¿que tienen en común todos ellos? Pues que todos ellos tienen de esas cuestiones que diríamos que son cuestiones sociales o sociopolíticas o socioeconómicas pero que tienen una derivada en la salud mental evidente. Con lo cual, tenemos claro que hay una parte de nuestra precaria salud mental y de nuestra fragilidad en este momento y de nuestro sufrimiento psíquico que tiene que ver con condiciones materiales y que tiene que ver con condiciones sociales.
Y eso a mí me impresionó mucho. Me impresionó mucho ver cómo eso podría ser un punto de articulación y cómo no nos habíamos dado cuenta de la necesidad de hacer una militancia que no fuera de la izquierda tradicional, de los años 60 o 70, sino que tiene que tener en cuenta, sí, el tema de clase, pero pasado por una interseccionalidad (desde el feminismo yo creo que esto se entiende muy bien) que tenga en cuenta la raza, el género, también tiene que estar la salud mental.
"¿Qué hubo en aquel Congreso del que habláis, en aquel seminario que hizo saltar esa chispa de la politización?"
"Es que esa primera ponencia, por ejemplo, si me acuerdo, era Voces descalificadoras, contexto social y práctica de la desobediencia. Es que era brutal, porque... Entonces, él hablaba de eso, del arte de la desobediencia, de la desobediencia a mis exigencias internas. A veces, no te creas que lo consigo siempre. Y eso, desobedecer a las exigencias sociales, que es de donde han salido mis exigencias internas, no me las he inventado yo."
Y eso es quizá lo que más me gusta de la película, que, hablando de la locura, algo estigmatizado, cosificado por el cine, ellas se convierten en el eje, en el motor y no tienen nada que ver con ninguna de las formas de representación de la locura que habitualmente producen los medios de comunicación o produce el cine.
Para mí fue un proceso muy interesante de cuidado, aprendí mucho de los cuidados. Siempre que trabajas, que haces documental o ensayo documental trabajas con experiencias ajenas. El cine militante o el cine político o politizado si quieres y la militancia tienen formas estéticas y formas de entender para qué sirve la pieza audiovisual muy diferentes. Si quieres cambiar la visión sobre el mundo tienes que cambiar las formas de representación. Esto es algo que por ejemplo el mundo político no suele entender: la militancia, digamos, la militancia de base.
"La realidad es un plato insulso para cobardes. La realidad es sumisión hasta que los huesos sangren. Solo la locura puede ser el pasaporte, la orgía de los payasos, la bala perdida en la ruleta rusa del existir. Me rindo ante su abrazo eléctrico. Estoy casi convencido, casi dispuesto a explosionar la rutina, a olvidar cada lección comprada con mi sangre. Me enfrento a dos caminos: seguir la silueta borrosa que es mi vida, o saltar por la ventana de la inconsciencia. Ayer fue un buen día, casi no lloré. Hoy me acerco a la locura."
Hay un momento, una conversación fundamental, que es la que sostenemos Alfredo Aracil y yo. Él trabajo mucho sobre la antipsiquiatría y la reforma psiquiátrica en Asturias. La conversación que mantenemos Alfredo y yo es una comida en mi casa en la que pusimos la grabadora porque, de alguna manera, él me iba a contar su visión del trabajo que él había trabajado...
"Se ha cotidianizado tanto la experiencia del sufrimiento y del malestar que las imágenes son imágenes cotidianas o no lo son. El malestar es una persona haciendo la declaración de la renta. El malestar es una persona cobrando la mierda de sueldo que cobra al final de mes. Es una persona mandando currículums por internet, es una persona buscando pisos en Idealista. Eso es el malestar."
La verdad es que salieron muchas cosas. Una cosa muy importante y que es el principio de la película, es que yo cuento algo que me pasó en primera persona.
O sea, estaba super deprimida pero no lo sabía, porque... Primero, porque ¿qué es estar deprimida? A ti te han contado que estar deprimida es estar triste un día, o dos, o tres, o una semana. Pero la depresión no es eso. La depresión es una cosa que te enajena de ti misma y de tu cuerpo, que te separa de tu cuerpo, te desplaza a un lugar donde la vida no tiene ningún sentido. Entonces, viene de ahí y viene de pensar el trabajo y de los malestares que genera el trabajo.
En esta situación, conozco el trabajo de Mark Fisher, conozco la obra de Mark Fisher. Primero, Realismo Capitalista, que es el germen fundamental de Estado de malestar. Yo comparto con Mark Fisher generación, comparto venir de una familia de clase trabajadora y llegar a la universidad y comparto la llegada brutal del capitalismo a la universidad. Esas contradicciones que te genera: llegar a la institución arte, a la institución cine o a la institución universitaria con un bagaje que no es el de las personas que te rodean, normalmente. Entonces, claro, para mí era la historia de mi vida, era un relato generacional, casi. Vivimos en situaciones que nos superan y que no conseguimos articular esas situaciones y solamente nos producen esa sensación de "privatización del malestar" de la que habla Fisher. Creo que Fisher es un pensador muy intuitivo, ha sabido captar muy bien el signo de los tiempos y bueno, con una depresión diagnosticada de la adolescencia, imagino que cuando eres tan sensible a lo que ocurre a tu alrededor eso hay un momento que se vuelve insoportable y eso le lleva al suicidio.
"Bueno, gran parte de lo que llamo empleo en mi trabajo, lo que no me gusta hacer es la simple simulación de productividad, una simulación burocrática creada por una especie de gestores, los auténticos parásitos de las instituciones. No el tipo, como inmigrantes, no la gente que pide ayuda al desempleo, los verdaderos parásitos de nuestra sociedad: aquellos que ganan mucho, que propagan estas cosas para mantenernos en un estado de pánico, de ansiedad y un individualismo competitivo radical, de forma que no podemos actuar juntos y conseguir una agencia colectiva."
O sea, la pandemia lo que nos ha hecho es parar, reflexionar sobre nuestra vida y ver, preguntarnos a dónde vamos con este ritmo de vida, de trabajo, de relaciones... Y, en definitiva, el destrozo que está haciendo el capitalismo neoliberal en nuestra existencia.
De la necesaria politización de la salud mental.
Yo creo que la pandemia, lo que hace, es que salte a las agendas políticas (las agendas políticas ya sabemos que mandan mucho). ¿Qué peligro hay? Pues un poco el peligro de toda institucionalización. Que le ocurra un poco como le pasó al feminismo en los años 80 con la llegada del Instituto de la Mujer. Que se convierta en algo que realmente pase a ser capitaneado y capitalizado por los políticos y que las cosas... que todo cambie para que nada cambie, en definitiva. Tiene mucho que ver que tú cuides y que tú puedas cuidar tu salud mental, siempre ha sido así. Pero ahora es muy evidente con un tema de clase. Si tú puedes pagarte ir al psicólogo pues no vas al médico de cabecera que lo que va hacer, va a darte Orfidales para que duermas o Lexatin para que sobrelleves el día, que es lo que puede hacer la mayor parte de la gente.
Creo que ahí hay un malestar general, que algunos podemos pagar y reconducir y luego hay otras personas que, simplemente, su deterioro llegará mucho más y sólo está la farmacopea o soluciones solamente individuales. Esto es muy importante. No hay una solución colectiva y, para eso, tendríamos que tener primero una articulación política, que no tenemos, esa repolitización necesaria del malestar, de pensar... Y esto es muy importante. No es algo que me esté pasando a mí, sino es algo que nos está pasando a todos y que deberíamos de reunirnos, para hablarlo, para tomar soluciones colectivas. Desde luego eso pasaría por cambiar muchas cosas de nuestra forma de vida.
"El colectivo Orgullo Loco Madrid, de activismo salud mental, está integrado por personas psiquiatrizadas y presenta las siguientes reivindicaciones para su inclusión y ejecución en el próximo Gobierno: reivindicamos el fin del modelo biomédico que parte de la premisa de que los trastornos mentales se deben a un desequilibrio químico en el cerebro, cuando no hay ninguna prueba científica al respecto. El modelo biomédico beneficia sobre todo a la industria farmacéutica y condena a las personas a la cronificación además de provocar los efectos secundarios contraproducentes. Reivindicamos que la salud mental sea una prioridad política, porque las consecuencias de las condiciones materiales producto de un sistema neoliberal se patologizan y así se medica el estrés laboral en lugar de mejorar las condiciones de trabajo. A este respecto, es necesario reforzar la idea del informe relator especial de la ONU de 2017, de que las políticas públicas siguen descuidando la importancia de las condiciones previas de una mala salud mental, como la violencia, el desempoderamiento, la exclusión y aislamiento social, la desintegración de las comunidades, las desigualdades socioeconómicas sistémicas y las condiciones nocivas en el trabajo y las escuelas. Y, por último, reivindicamos la recuperación de la legitimidad de la que son privadas las personas psiquiatrizadas por lo que el propio diagnóstico implica, el derecho a decidir el propio tratamiento, a aceptar o rechazar la medicación, a oponerse al ingreso involuntario, incluso a ser tutelado. Igualmente, demandamos justicia y reparación por el trato recibido por el sistema psiquiátrico. Gracias."
Esta cápsula contiene una entrevista realizada a la investigadora y artista visual María Ruido acerca de su película Estado de malestar (2018-2019), centrada en el análisis de los malestares y enfermedades propias del capitalismo en la era de la información, y contada a través de las voces de diferentes grupos de activismo en salud mental e intelectuales.
El ensayo audiovisual parte de la experiencia propia de la autora —después de caer en una depresión— y se complementa con la lectura de Capitalist Realism: Is There No Alternative? de Mark Fisher y de autores como Santiago López Petit o Franco Berardi “Bifo”, quienes entienden el malestar, el sufrimiento, como un producto de la realidad social en la que nos encontramos inmersos.
La película Estado de malestar forma parte, además, del último capítulo de la reordenación de la Colección del Museo Reina Sofia, Episodio 8. Éxodo y vida en común (Edificio Sabatini, Planta 1), dando nombre a la sala en la que se encuentra.
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- Fecha:
- 20/05/2022
- Realización:
- Agnès Pe
- Licencia:
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