Mediación {algoritmos}. educación. Entrevista a Jesús Jara López

You can move when you choose, now.

EH?

You can move when you choose.

All right.

Me llamo Jesús Jara, en el momento soy director de la Escuela Municipal de Música y Danza María Dolores Pradera, que es una escuela municipal de la Red de Escuelas Municipales del Ayuntamiento de Madrid. Es una escuela muy especial porque tiene un itinerario de creación digital sonora que es bastante único y, ahora mismo, todavía estamos en fase de diseño de este itinerario.

Mi experiencia profesional pues, sobre todo, he trabajado en Medialab Prado, y luego en muchos proyectos de arte y educación. Y en cuanto a mi formación, es un poco complicada porque he estudiado desde temas educativos en magisterio como la carrera de informática y luego en Alemania hice esta cosa extraña de musicología y música informática que fue yo creo lo que me abrió un poco la cabeza a otras maneras de mirar la música, más contemporáneas, más tecnológicas. Simplemente, otra manera de mirar la música.

Por el centenario del nacimiento de Xenakis, el Departamento educativo [del Museo Reina Sofía] y el programa de radio [Radio Reina Sofía] a través de José Luis Espejo me preguntaron si me apetecía diseñar un programa educativo en torno a la música algorítmica (también con una mirada crítica) y es un poco lo que estamos haciendo a lo largo de este curso 22-23, que es el programa {Serie(secuencia)}.instrucción, que tiene varias propuestas, que van desde conciertos, talleres, experiencias más hacia la docencia y luego una reflexión sobre lo que es la situación actual en relación al hecho de la creación de algoritmos.

La música algorítmica se entiende como una serie de prácticas, en realidad muy variadas entre sí, que no necesariamente tiene que hacer uso del ordenador como herramienta de creación, son prácticas de creación sonora, en realidad. Lo que las agrupa es el uso de cierta estructuración de una serie de pasos organizados y de una gestión de los datos. En realidad, debajo de la música algorítmica podemos encontrar desde, por ejemplo, tradición de una forma de tocar las campanas, que es muy basada en la combinatoria de números, podemos encontrar vídeos de Youtube, de gente que hace dibujos con MIDI, por ejemplo —eso también, en realidad, es un algoritmo, pero es muy gestual—. También podemos encontrar piezas del repertorio clásico que utilizan determinados algoritmos generativos. Por supuesto, todo lo que tienen que ver con inteligencia artificial. Es decir, desde la mayor simplicidad, desde el uso de unos dados para crear números aleatorios con notas aleatorias en una melodía, hasta la utilización de datos a tiempo real atmosféricos para hacer una sonificación, que es como bastante complicado a nivel técnico, realmente todo eso, la base, lo que tiene es una manera de mirar la creación sonora que está basada en un hecho formal, en un hecho lógico, o en una precomposición. Pero vamos, en la historia de la creación musical ha habido muchos ejemplos algorítmicos. El propio Bach utilizaba las letras de su apellido como motivo musical y lo introducía en su música del derecho, del revés, boca arriba y boca abajo. Muchos de sus fraseos están repetidos, son estructuras bastante regulares, lógicas... En el fondo, el algoritmo es una herramienta más para la creación que está al servicio de la creatividad.

Hay un debate dentro de la música algorítmica sobre hasta qué punto es importante el algoritmo que se utiliza. Es una manera de decir hasta qué punto es importante visibilizar el proceso de creación. Esto es como todo: hay personas dedicadas a crear que sólo les interesa el resultado y que siempre defenderán el algoritmo o que el ordenador a través de sus algoritmos o que el proceso no es lo relevante, sino que lo que están en realidad buscando es un fin estético concreto. Sin embargo, hay muchísimos otros creadores y creadores que se orientan más hacia esa belleza del proceso. Hay verdaderas piezas que el proceso de creación es tan redondo, es tan transparente, es tan fácil escuchar la producción del algoritmo, es tan fácil escuchar el proceso, que realmente la belleza de esa pieza está ahí: en el propio proceso. Entonces, sí: depende un poco de dónde quiera la persona que está utilizando esas herramientas poner el foco para que sea, digamos, más evidente el uso algorítmico o menos.

Para mí, Xenakis es un compositor fundamentalmente algorítmico. Que haya muchas como digo, decisiones en su composición que sean como decisiones suyas estéticas personales, para mí no le quita ningún peso, porque es muy difícil realmente, cuando tu implementas un algoritmo, no engañarlo de alguna manera. “¿Qué quiero decir con esto?”, quiero decir que los algoritmos forman parte del mundo las ideas, del mundo abstracto de las matemáticas y de la lógica que, cuando lo intentas implementar en un instrumento concreto en un lugar concreto, en una notación musical o en una estética, al final es muy difícil hacerlo encajar. Entonces, yo creo que Xenakis está en este proceso de que cuando aplicas los algoritmos a la composición pues hay cosas que, simplemente, no te gusta como salen y las adaptas o simplemente utilizas lo que te convence. En ese sentido, como el algoritmo como herramienta. Aquí me gusta hablar de radicalidad del uso de los algoritmos. Para mí, un compositor que es mucho más radical es Clarence Barlow, que formará parte de las entrevistas que estamos realizando sobre música algorítmica en relación con el proyecto {Serie(secuencia)}.instrucción. En esta entrevista, para mí fue además bastante intensa a nivel emocional porque Clarence Barlow fue un referente en mi formación y fue una persona que me influyó mucho cuando le conocí. Pues es una persona que realmente incluso sin él ser muy consciente, es de las personas que más radicalmente han utilizado los algoritmos como forma de componer. Todas sus sonificaciones, todo el trabajo que por ejemplo está detrás de Approximating Pi, que es una de sus piezas más conocidas, todos los trabajos que tiene de visualización de lo sonoro, de sonificación de lo visual, tiene una carga algorítmica muy potente y realmente lleva los algoritmos hasta el extremo.

This was written by Clarence Barlow, using his own words. Has the works in time and that eye, that I pay, pay attention to words in time. And that I have a lot of joy. Contemporary. A feeling of tradition is tradition is the body. Pleasure that I pay attention to what has feel there work. Tradition is the body. I think it pleasure. But it I was. Wrong. Feel their eye. Think that music is would like the silence that composing is. Time and joy. Contemporary.

En la entrevista, fuera de la entrevista, me comentaba que estaba trabajando en una pieza que tenía un silencio que duraba como 150 años. Entonces, ¿y por qué dura ese silencio 150 años? Porque había utilizado una fórmula matemática para generar notas que en ese momento le dio muchísimo tiempo de silencio. Y él me hablaba de la importancia de lo sonoro y reflexionaba: cómo hasta qué modo es importante lo sonoro si realmente estás cediendo a que un algoritmo te ponga una partitura un silencio de tantísimo tiempo. Existen muchas personas que han trabajado con algoritmos y hoy en día cantidad de artistas y colectivos trabajan con herramientas tecnológicas, pero para mí, poca gente ha llevado estas ideas tan al extremo como Clarence Barrow.

Y luego, realmente, también me gustaría que... Y ha sido también un trabajo interesante a lo largo de este año con el proyecto en el Reina, de profundización en la presencia de los algoritmos en la cultura tradicional. Este es gran parte del trabajo que estamos desarrollando para el desarrollo de los podcasts viene un poco por aquí: ¿dónde se pueden encontrar elementos algorítmicos en culturas folclóricas de cualquier país del mundo? Y realmente hay ejemplos bastante sorprendentes que nos llevan un poco a pensar los algoritmos de una manera menos matemática o menos lógica, y a pensar simplemente en procesos y estructuras formales que se pueden representar de maneras muy variadas y que nos llevan a lugares de la vida —o de la vida de las personas— como diferente. En fin, muchos, por ejemplo, patrones textiles a la hora de crear alfombras o pues como decía antes el ejemplo de la manera de tocar las campanas o determinadas danzas son en el fondo eso: como esfuerzos que han hecho las personas por estructurar la información de una manera que resuelve el problema estético que quieren resolver.

Pues con referencia al proyecto {Serie(secuencia)}.instrucción, el proyecto se inició con el concierto sobre la música de Iannis Xenakis., que tuvo lugar en mayo. Luego, hemos continuado con la formación para docentes, que se ha hecho un taller sobre Sonic Pi. Pero bueno, no en concreto sobre la herramienta, sino realmente sobre qué sentido tiene, primero, enseñar música contemporánea hoy en día. Yo defiendo que la música contemporánea tiene un potencial enorme para desarrollar la escucha y para acercarnos también a una creación contemporánea más diversa y no tan mediada por la música más mainstream. Entonces, lo que se vio con este taller fueron formas de acceder a lenguajes musicales contemporáneos a través de código, que realmente es más de lo que parece. Todo el minimalismo es fácilmente programable, en realidad, mucha música electroacústica es fácilmente programable. Bueno, música electrónica y paisajes sonoros, todo eso se puede hacer desde el lenguaje de programación. Entonces, es un poco más la herramienta y el por qué educativo de esto. Luego, hemos tenido el taller Participar con comunidades que ha estado basado en simplemente plantear el hecho de plantearse una composición algorítmica y ver un poco el potencial creativo de esto con las comunidades del Museo. Luego, ha habido la maravillosa charla sobre Descolonizar el algoritmo, como nos corrigió Paola Ricaurte, que es una investigadora que de verdad merece mucho la pena escucharla. Y luego, la colaboración del equipo de investigación de la Radio del MACBA, que realmente llevan un montón de tiempo haciendo una reflexión sobre tecnología y una mirada crítica sobre la tecnología. Citaron a algunas de las personas que han entrevistado, pero realmente los podcasts de este grupo merecen mucho la pena. Y luego vamos a terminar el proyecto con algorave, que realmente, claro, es un poco de donde yo vengo también. Entonces, para mí realmente live coding es la versión más contemporánea de la música algorítmica. Hoy en día, que alguien coja un ordenador, que te ponga el coding y que te presente el proceso de creación de una pieza me parece lo más avanzado que se puede hacer con algoritmos. Y dentro de eso hay de todo: hay gente que hace electrónica de baile, cosas más experimentales, hay mucho trabajo ya con gestión de datos y con inteligencia artificial, con algoritmos generativos... Y la última parte del ciclo, pues son una serie de podcasts que están ahí en el horno y que pronto saldrán a la luz.

Lo primero, estoy muy de acuerdo con que, en general, la oferta educativa musical sigue siendo muy antigua. Eso no significa que no haya y en concreto, en nuestra zona, aquí en el sur de Europa, tenemos bastantes proyectos que lo cambian, esto. Pero no... Hay como un salto muy grande entre proyectos de arte educación y lo que es la educación formal. Se está haciendo mucho trabajo y hay que valorar un montón el pulso de fundaciones, instituciones, museos que están trabajando por esto. Pero es verdad que todavía falta mucho recorrido. En mi opinión, lo que faltan son recursos educativos de calidad que realmente miren a la música desde otro lugar. Y en este sentido estamos trabajando. Es decir: se están desarrollando cosas y lleva tiempo porque hacer un proyecto educativo de calidad, pues hay que probarlo, hay que contrastarlo, hay que enseñarlo, hay que dedicarle tiempo y esfuerzo, pero se está haciendo. Y luego, un poco conectando con lo que comentábamos antes, me parece que la música algorítmica debería tener un rol dentro de la enseñanza por, en general, como el resto de los lenguajes de composición contemporáneos. Por el hecho de que son mucho más interdisciplinares. Permiten, dentro de la docencia, conectar asignaturas, conectar contenidos, conectar ideas, de una manera también crítica que realmente hoy en día hace mucha falta. Porque en educación necesitamos generar una sociedad con más capacidad de ver las cosas desde diferentes puntos de vista. Una sociedad que no se crea las cosas tal y como le llegan o que no sea fácilmente manipulable. Entonces, con todo lo que está pasando en el mundo a nivel, por ejemplo, ecológico, de desastre medioambiental, con todo lo que está pasando de problemas que están sucediendo por las nuevas herramientas digitales. Es decir, realmente tenemos en el arte, en la música, en las prácticas artísticas, un potencial muy grande para mirar nuestro entorno de una manera mucho más profunda. Entonces, no es que haya que enseñar música logarítmica porque la música algorítmica sea cool. Simplemente, hay que conectar cosas para despertar en las nuevas generaciones un pensamiento global, globalizado e interdisciplinar. Y ahí, fíjate, yo creo que las aulas de informática en los colegios… Una cosa más, todos los instrumentos musicales que hay en los colegios son buenos, son necesarios y evidentemente yo defiendo que las escuelas deben tener un aula de música con una batería, una guitarra eléctrica y todo. Pero lo que sí tienen probablemente es un aula de informática. Y desde el aula de informática se puede hacer un trabajo musical creativo muy potente y se puede mirar a la realidad de una manera muy distinta.

Mi reflexión va un poco por ahí: no se trata tanto de perderse en detalles técnicos, sumarse a la ola esta de las tecnologías, esta cosa como consumista de las nuevas tecnologías que hay que tener siempre el mejor ordenador, el Ipad y tal, sino simplemente utilizar unos recursos con mucha sobriedad digital y un pensamiento crítico hacia lo que nos rodea. A partir de ahí, hay cantidad de proyectos que se pueden desarrollar.