¡Abramos las cancelas!
Transcripción
1. Jornaleras en lucha
*Música de apertura*
Uno: jornaleras en lucha.
─ Me llamo Ana Pinto.
─ Me llamo Nahid.
─ Tengo 34 años.
─ Yo tengo 37 años.
─ Pertenezco a “Jornaleras de Huelva en Lucha”.
─ Yo soy parte del colectivo “Jornaleras de Huelva en Lucha”.
─ Desde el año 2018 que comenzamos esta lucha.
─ Y yo igual desde el año 2018.
─ He trabajado en el campo 16 años.
─ Y yo he estado trabajando en el campo 14 años.
─ Yo vengo de una familia jornalera: toda mi familia, la mayoría es jornalera. Yo... no era lo que quería. Lo que pasa es que, bueno, por circunstancias personales me tuve que ir a trabajar al campo muy pequeña con 16 años.
─ Pues yo vengo de una familia que no sabemos nada del campo. O sea, yo no he trabajado nunca en mi vida en mi país. Lo primero que he hecho cuando llegué aquí a España fue coger aceitunas, cosa que no había visto en mi vida.
─ Yo he estado en varias campañas y hacía toda la ruta. Empezaba con el fruto rojo, luego me iba a la uva, luego a la aceituna, a la naranja. He estado también en las nectarinas, los melocotones, la ciruela también en verano. De todo lo que iba saliendo.
─ Para mí lo más difícil de recoger es la fresa.
─ Para mí lo más difícil de recoger, y creo que para toda persona que le preguntes, o la mayoría, es la fresa. Pues la fresa se recoge todo el día, para que se entienda, «en pompas», como se suele decir aquí.
─ Sí, agachada. Porque los lomos son muy bajos, están casi en el suelo. Y tienes que estar desde que empieza hasta que termina la jornada agachada. Terminas con un dolor en la espalda…
─ Pues, te agachas, coges la fresa, la echas en la tarrina, cuando se llena la caja y tienes varias cajas llenas las coges del carro, te levantas, la llevas al puesto donde tienen las cajas y donde se apunta y demás. La entregas allí, vuelves a coger cajas vacías con tarrinas vacías y vuelves al carro donde te has quedado en el hilo y continúas. A mí sí me gustan las fresas, claro que sí.
─ Emm… no.
─ No la suelo comer pero me gustan las fresas. Me gustaría más si detrás de la fresa hubieran derechos para las personas que las recogen. Eso sería lo ideal.
─ Yo empecé a darme cuenta en cuanto empezaron a llegar las compañeras marroquíes a la empresa donde yo estaba trabajando, es cuando empecé a ver abusos, maltratos psicológicos y económicos y entonces yo dije: esto no.
─ No.
─ No.
─ Pues, a mí se me empezaron a cerrar las puertas de los sitios en donde se me abrían nada más me veían llegar. De pronto pasé de ser una muy buena trabajadora parece ser que a una muy mala porque me decían que no había trabajo para mí ese año... que la campaña estaba muy mal. Cuando siempre entraba de las primeras y terminaba de las últimas, ¿no? En muchos sitios en los que he estado trabajando desde que prácticamente era una niña, cuando comencé con esta lucha.
─ Empezaron a darme excusas de que la semana que viene, que no hay trabajo. Cosa que no es así porque normalmente yo entro de las primeras porque soy de las viejas de la empresa y además soy manijera. Entonces siempre entraba de las primeras y ya luego de lo que pasó, de protestar y defender a las compañeras me di cuenta de que no era porque no hubiera trabajo. Era por defender a mis paisanos, me he visto fuera.
─ La fundamos juntas.
─ De hecho nosotros desde el principio estuvimos como sindicalistas dentro de la empresa sin saberlo, ¿no? Defendiendo a las compañeras contratadas con origen.
─ Prácticamente ha salido todo sobre la marcha, a paso rodado y cuando nos hemos dado cuenta estamos aquí donde estamos ahora mismo. Y ha salido todo… parece que ha tomado la inercia que tenía que tomar, que tenía que suceder.
─ La verdad es que no esperábamos tener tanto apoyo y tanta gente que crea en nosotras, en la lucha que estamos haciendo y eso ha hecho que tengamos más ganas de seguir luchando.
─ Pues estamos aquí con una brigada feminista que ha venido desde Madrid, y que van a documentar cómo es la situación que se vive aquí en el campo y en los almacenes de las jornaleras y de los jornaleros.
[se escucha a una mujer hablando en francés]
─ ¿Qué suena?
─ El GPS del móvil.
─ Y además hablando en francés.
2. Hacia las cancelas
[las voces de la siguiente transcripción tienen acento andaluz, árabe y castellano]
*Música de apertura*
Dos: Hacia las cancelas.
[varias voces entremezcladas y ruido de fondo] Buenos días. ─ Qué tal.
─ ANA PINTO: Pues hoy es domingo, el único día libre pa’ algunas trabajadoras en algunas empresas, porque otras no tienen días libres y vamos a conocer a algunas de ellas.
[batiburrillo ininteligible]
─ ANA PINTO: Las que vamos a conocer son compañeras marroquíes que vienen con contratos de origen y, precisamente gracias a la convivencia con ellas, empezamos la lucha en la empresa en la que trabajabamos en 2018.
Ellas fueran las que me hicieron a mí entender que había mujeres que todavía estaban en peores situaciones que nosotras, trabajando en el campo. Y, precisamente, ocurrió un día una cosa: yo estaba protestando porque no me dejaban ponerme cascos pa’ escuchar música ni me dejaban ponerme un chaleco de tirantes y dije que yo no aguantaba más y que me iba a poner el chaleco de tirantes, y llegó el encargado y me dijo que me iban a despedir, que me fuera, tal y cual, y cuando empezaron a escuchar las voces, el revuelo y demás, las compañeras marroquíes dijeron que qué pasaba, y alguien que traducía les explicó lo que estaba ocurriendo y dijeron “pues si Ana no trabaja, la cuadrilla no trabaja”. Y se echaron todas al camino y…
[batiburrillo ininteligible, ruido de vehículo]
─ MARTA MALO: La traductora quiere saber un poco todo el recorrido para llevarnos... [ininteligible].
─ ANA PINTO: Tenemos que recoger a las mujeres e irnos a un sitio donde podamos hablar tranquilas, ¿sabes? Claro, porque hay que tener en cuenta que estas mujeres están trabajando ahora mismo, entonces lo que menos nos interesa es ponerlas en peligro, que las vean y demás.
[batiburrillo ininteligible, ruido de vehículo]
─ ANA PINTO: Mira qué paisaje más bonito: aquí tenemos las marismas, ¿vale? Antes eran mucho mayores y ahora cada vez tienen menos agua y, precisamente, es debido a los pozos ilegales y al monocultivo de frutos rojos aquí en la provincia de Huelva, aparte de que también los acuíferos como este tan importante de Doñana, están contaminados de los fertilizantes, pesticidas y demás que le echan a la fruta.
Por el camino, pasamos por lugares que conocemos bien.
[varias voces entremezcladas]
─ Esta finca que está a la derecha es donde hemos trabajado yo y la Ana, nos hemos llevado mucho tiempo
─ ¡Ay, qué recuerdos!
─ Ahí están las viviendas de las mujeres.
─ Y las echamos de menos.
─ Sí, la verdad que sí, porque aparte de los problemas, hay muy buenos ratos entre nosotras y esas cosas no se pueden olvidar así tan pronto.
─ Se echa de menos a la gente, a tus compañeras, la convivencia que teníamos, el cachondeo, todo… en el campo no todo son malos ratos, de hecho, yo *resopla* si me pongo a sopesar lo que ha sido los últimos años… eso no es por culpa de la gente, al final en el campo se crean los problemas, se crea la competición y se crean los enfrentamientos porque los empresarios tienen muy bien montada la estrategia para enfrentarnos entre nosotras, pero realmente de por sí no somos así si no hay una situación que nos obligue a serlo.
Las cancelas están cerradas a cal y canto, muchas de ellas tienen también seguridad.
Las cancelas son las puertas de las fincas, por donde entramos y salimos a trabajar.
Y no sé, cuando tú cierras tanto una cancela y no dejas entrar a la gente es porque algo estás ocultando, ¿no?
De ahí que la brigada se llame ‘Abramos las cancelas’.
Se ha terminado el cultivo, este probablemente sea de los que llevan recolectando desde diciembre y ahora pues ya han arrancado los invernaderos, los “arquillos”, el plástico y demás y están quitando los “lomos”.
Y ahora vamos a verlas que ellas están aquí.
En el audio que vais a escuchar, las voces de nuestras compañeras marroquíes están modificadas porque no queremos que puedan ser reconocidas y tengan problemas.
[barullo de saludos, risas y breves conversaciones en castellano y árabe]
─ ANA PINTO Y NAHIT: Bueno, pues ahora mismo estamos en un pinar que es una zona tranquila y no hay gente y, bueno, pues las hemos traído para acá, básicamente porque no vaya a verlas alguien y pueda perjudicarlas porque vamos, precisamente si las vieran ahora mismos seguro que no vuelven aquí a trabajar.
[varias voces entremezcladas en castellano y en árabe]
─ Pues hemos preferido venir aquí por eso.
─ No estemos mucho por la carretera, que no nos vean.
─ Ah, claro.
─ Sí, porque pasan por aquí los coches de la empresa también, los encargados, ¿sabes? Como son fincas separadas pues van con los coches a dar una vuelta.
─ ¿Quieres que les contemos un poco quiénes somos y qué hacemos aquí?
─ Claro.
─ [voz en árabe].
─ [risas].
─ MARTA MALO: Bueno, pues muchísimas gracias por venir a contarnos, buenos días, no sé sí…
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ TRADUCTORA: Dice que muchas mujeres quieren venir pero que, por miedo, no han venido. Están en la misma situación, están pasando por lo mismo, pero por miedo no han podido estar aquí, pero que ellas, vamos que… es como todo un desafío el venir hoy a estar con nosotras.
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ NAHIT: Primero cuenta que le cobran cincuenta euros por la vivienda, otra cosa, que es un supuesto seguro que le quitan de la cartilla, a cada una le cobran una cantidad, o sea, ciento ochenta, cien euros, otras treinta y nueve, otras setenta… Un seguro que ellas no lo aprovechan para nada, no saben ni de lo que es. Ellas no lo pueden dar de baja. A las que tienen NIE le cobran lo mínimo, a las que tienen solamente pasaporte les cobran… [frase inacabada]
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ TRADUCTORA: Estaban comentándome cuando veníamos caminando que cuando llegan les hacen firmar un montón de documentación de la que no les dan copia, ni siquiera la firman en árabe, está en español y nadie les explica qué hay en esa documentación y luego sacan y les dicen “no… pues vosotras habéis firmado, este es el seguro…”. Está comentando ella ahora mismo que no tienen la tarjeta sanitaria, que cuando se enferman les acompaña alguna mujer marroquí al centro de salud, luego como que les llega una especie de multa que tienen que pagar.
[traducción de una voz exaltada que se oye en árabe]
─ NAHIT: …Echando horas por la tarde con toda la calor, una vez que llegan a la casa viene la encargada a gritarles “¡Venga, que hay que limpiar, que viene un control!”, cosa que no… [frase inacabada]
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ TRADUCTORA: Las sábanas llevan siendo las mismas desde que llevan viniendo, no las han cambiado nunca, les han dicho que con el propósito de que va a venir una comisión para ver las casas, para ver si está todo bien para que vuelvan el año que viene. Dicen “nosotras con el miedo estamos todo el rato recogiendo, limpiando y tal”.
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ NAHIT: Esto es continuamente, no es un día a la semana, incluso en domingo, ¿qué comisión va a venir un domingo? Cuando vuelven, como que les quitan cincuenta euros y que les dicen que con esos cincuenta euros van a reponer todo el material y luego cuando vuelven es el mismo material de siempre; les dicen que van a comprar platos, vasos, sábanas… y luego es siempre el mismo, incluso lo traen ellas de su casa de Marruecos.
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ TRADUCTORA: Este mes han empezado a trabajar de lunes a sábado, cuando llegaron solo trabajaban tres días a la semana, apenas han trabajado y no han cobrado, vamos. Decían antes en el autobús que sí que ha habido trabajo, pero que preferían llevar a las rumanas y a las españolas. Todo el dinero que se han gastado en Marruecos para poder llegar aquí, ni siquiera han podido recuperarlo con el trabajo que han hecho. Para pagar la analítica, los seguros, el viaje… todo. No han recuperado nada.
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ TRADUCTORA Y NAHIT: Hay mujeres que llevaban viniendo aquí quince años y no las han vuelto a traer, se han quedado allí en Marruecos. No saben el motivo, nadie les llama, nadie les dice el porqué… les dejan de llamar y ya está. Y quieren mujeres nuevas, que trabajen durante tres─cuatro años y luego pues ya está, que no vuelvan más. Empiezan a reclamar sus derechos, empiezan a quejarse y eso… y a la empresa no le interesa.
[Traducción de una voz que se oye en árabe]
─ TRADUCTORA: Muchas de las antiguas hablan castellano perfectamente, han aprendido el idioma e incluso las paralizan, no les dejan hablar en español.
─ NAHIT: Además la encargada vive gratis, una vez que llegan estas mujeres, ella les compra la comida, es la que trae las cosas de Marruecos… hasta oro le regalaron, vamos, que yo estaba allí en la empresa y eso lo he vivido yo con ellas. Ella coge el teléfono y llama a la que con más confianza tiene y hasta carne, pollo, le trajeron de Marruecos… pijamas, dulces… O sea, durante la campaña ella no gasta ni un duro. *con retintín* Cuando quiere hacer una fiestecita para los encargados de la oficina pues va dando vueltas por todas las casas pidiéndoles cinco euros a cada una, cada una le da lo que puede, para montarle una fiesta, darles una comilona a los encargados, ¿vale? Y coge a las que con más confianza tiene para prepararle la comida y todo, o sea que… ella lo tiene todo… [risa seca, frase inacabada]
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ TRADUCTORA: Justamente hubo un incidente ayer; una de las mujeres se quemó con el té, entonces dicen que cuando quieren llamar a esta encargada marroquí para que les lleve al centro de salud, les decía “A mí no me levantéis por la noche, no me despertéis”, entonces se encuentran con esa dificultad, pueden tener cualquier dolencia o cualquier situación grave de salud y no tienen nadie que las pueda llevar al hospital.
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ TRADUCTORA: El día que ellos no tienen trabajo para ti, no te lo pagan, el día que te enfermas y no trabajas, tampoco te lo pagan, el día que trabajas da igual lo que saques que cobras por jornada y ya está. Cuarenta euros por día, sí. [Se escucha vocerío de fondo] A ver, eso es lo estipulado, pero de esos cuarenta pues lo que nos contaban antes, todo lo que van restando…
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ TRADUCTORA: Si te rompes una pierna, te llevan al hospital, te vuelves a casa y allí te quedas, quiere decir que, incluso la medicación y el trayecto te lo pagas tú. Cuando hay un fallecimiento, incluso son ellas las que ponen un bote, entre todas pagan la repatriación.
[Silencio]
─ NAHIT: Me está preguntando (ella lleva trece años viniendo), si tiene derecho a algún día para arreglar su situación aquí en España.
[Silencio]
[traducción de una voz que se oye en árabe]
─ NAHIT: Dice que lo único que le puede decir a una compañera que quiera venir por primera vez a España es que se lo piense dos veces, porque es lo mismo, aquí y en Marruecos es lo mismo. Lo de que aquí en España van a estar mejor es una mentira. Claro, porque ellas llegan aquí y se encuentran con otra realidad de la que le plantean allí en la MAPEC. (estas siglas habría que decir a qué se refieren, no encuentro nada en Google que me convezca).
[Se oyen pasos en la tierra]
[Varias voces de la Brigada Feminista responden a una pregunta que no se oye]
─ Yo tengo ya el título para mi reporte: “El sabor amargo de los frutos rojos”.
─ Eh… Sí, impotencia, pero se conseguirá.
─ Pues mucha indignación.
─ Y admiración por estas mujeres y su capacidad de luchar por las jornaleras autóctonas y las jornaleras migrantes.
─ Pues… impotencia e indignación.
─ Esto es un abuso institucionalizado.
─ Vergüenza.
─ Mucha rabia, la verdad.
─ No sé cuál es la pregunta [carcajadas de fondo], pero yo pienso todo el rato en lucha y en reivindicación de los derechos humanos, que es lo que ellas están haciendo y lo que tenemos que hacer todas.
─ Y admiración por las que luchan, mucha.
─ Muy impresionada por hasta qué punto estas mujeres pagan absolutamente por todo y reciben tan poco.
─ Eh… Yo, abuso y banalidad del mal.
─ Lo de “banalidad del mal” sí, eso ha estado muy bien sacado, porque es verdad [risas de fondo], ¿no? La responsabilidad se diluye, todo el mundo mira hacia otro lado, deshumanizamos al otro, la empatía desaparece… nuestra posibilidad de ser humanas, ¿no? [risa entrecortada] Es como…
─ Pues yo… me quedaría con las palabras «ganas» y «fuerza».
[varias voces entremezcladas, se oyen coches]
─ Ahí no viene coche ninguno.
─ No viene nadie.
─ [Voz en árabe]
─ ¡Chicas, que se van!
─ ¡¡Adiós!!
─ *Aplausos*
─ ¡¡Gracias!!
─ [Voz en árabe].
3. Las palabras
*Música de apertura*
Tres: las palabras.
[Conversación entre ANA PINTO y NAHIT]
─ Venga, a ver. «Arquillo».
─ Yo no sé lo que es [risas].
─ El arquillo del invernadero.
─ ¡Ah, bueno! Es el arco que sujeta el plástico donde estamos trabajamos metidas todo el día debajo del invernadero.
─ «Lomo».
─ Pues, lomo es como un trozo de tierra, como una línea recta de tierra levantada que es donde se planta el cultivo que normalmente está recubierto por un plástico negro.
─ «Manijera».
─ Manijera es la persona que maneja una cuadrilla de aproximadamente 40, 50 personas. Es la persona que tiene que estar detrás de ellos durante toda la jornada, para que vaya el trabajo bien, que vayan los lomos bien limpios, que cojan muchas cajas, pegando voces todo el día… y nada, ese es el trabajo de un manijero.
─ Hay que reconocer, sí que es cierto que no todas las manijeras gritan y te pegan voces y demás. El trabajo de una manijera no es gritarte y pegarte voces y llevarte todo el día detrás tuyo para que corras más. Sino que el encargado siempre te presiona para que tu achuches a la gente y demás pero no todas las manijeras lo hacen. De hecho hay manijeras y manijeros que son un encanto y que da gusto trabajar con ellos.
─De hecho somos dos de ellos, que somos un encanto [risas]. De hecho ahora mismo nuestras cuadrillas, la gente con la que hemos estado muchísimos años nos echa mucho de menos y nosotras a ellas, claro.
─ «Listera».
─ Listera es la persona que se encarga de apuntar en la lista las cajas de cada trabajador y trabajadora. Quien se encarga de, por la mañana, apuntar a la persona que ha venido a trabajar, la que no. Si hay alguien que se encuentra mal, tienes un botiquín y vas a ayudarle y luego básicamente se encarga de darle los papeles, los transportes y los palés a los tractoristas y te encargas de hacer la suma de la cantidad de los kilos y demás. Es como un trabajo de secretaria más o menos, en el campo, podría decirse. “La secretaria de la fruta”. De ahí que seamos mujeres, fíjate.[3]
4. La música
*Música de apertura*
Cuatro: la música.
[Conversación entre ANA PINTO y NAHIT]
─ Pues mira: aquí no te puedo contestar otra cosa. La música que pondríamos ahora mismo principalmente es la canción ‘Mujer frontera’ de Clara Peya.
// no tiene manos para curar heridas
no tiene piernas para cruzar la vida
no tiene ojos que le lean el alma
ni tiene oídos para abrazar palabras //
─ Creo que es la canción perfecta que cuadra totalmente con la lucha que estamos haciendo. Nos ha llegado tanto precisamente por eso: por la letra, por lo que transmite.
// no tiene pechos para quemar el aire
ni tiene ganas que otro cuerpo le baile
y lleva atados muñecas y tobillos
quiere ser ave, pero no encuentra nido //
─ La historia de esta canción es la historia de las mujeres que parece que no tienen derecho ni a vivir ni a morir dignamente.
// y no quiere vivir
y no quiere morir //
─ Mujeres que, por el simple hecho de vivir del otro lado de la frontera es como si fueran invisibles y tienen que pasar auténticas calamidades y barbaridades en sus vidas para poder comer y alimentar a sus familias, en el caso de que lo consigan.
// es mujer frontera, es horizonte
es una autopista que separa sur y norte
es un trabalenguas en tu boca
es dos hemisferios, es lugar de maniobra
es punto y seguido, pero aparte
es túnel eterno, hielo en pecho y se hace arte
es punto y aparte pero sigue
es la cuerda floja que se tensa en el declive
tiene un vacío que le arruga la frente
es un espejo del llanto de la gente
tiene dos muelas, herencia de su abuelo
que por las noches pelean contra el miedo //
─ ¡Muchas gracias!
─ De nada.
─ ¿Crees que es una buena manera de terminar esta historia?
─ Creo que es fantástico. Porque además es que la cultura y la lucha tienen que ir de la mano. Yo personalmente soy una apasionada de la música y cuando decidí empezar a denunciar toda esta situación fue precisamente porque me prohibieron escuchar música mientras trabajaba. Entonces es algo muy simbólico, ¿no? Que al final hayamos acabado llevando esta lucha a lo más alto, por decirlo de alguna manera, con respecto a la visibilidad que hemos tenido y al gran altavoz que hemos tenido gracias a la música y gente que tiene un altavoz muy potente.
// y tiene crisis si se moja los dedos
pero quisiera ahogarse en un desierto
quiere ser polvo mucho antes que ser nada
y ser despojo mucho antes que olvidada
y no quiere vivir
y no quiere morir //
[se escuchan voces de mujeres conversando, despidiéndose, agradeciéndose y aplaudiendo]
// es mujer frontera, es horizonte
es una autopista que separa sur y norte
es un trabalenguas en tu boca
es dos hemisferios es lugar de maniobra //
─ Y seguimos tramando, que esto no se va a quedar aquí.
[se escuchan aplausos, al ritmo de: “por las jornaleras ¡abramos las cancelas!”]
// no tenía nombre, no tenía edad
llevaba los años de la libertad
caía la guerra con toda su fuerza
mientras mi madre cruzaba esta tierra
antes que el mundo fuera de piedra
antes que los muros fueran vergüenza
antes que el cielo llorara sin tregua
y el piso gritara por las mil muertas
hermana amigas y compañera
atravesando lejana frontera
pero la vida jamás se destierra
siempre se lleva donde se quiera
plantar un mundo con miles de frutos
donde quepamos todas o ninguno
mujer del borde
mujer del norte, del sur
mujer sin pasaporte
mujer del borde
mujer del norte, del sur
mujer sin //
[silencio, sonido de viento y de pájaros]
En mayo de 2021, un grupo de juristas, activistas, periodistas y realizadoras formó una Brigada de Observación Feminista con el objetivo de documentar y visibilizar la situación de trabajo y vida de muchas mujeres jornaleras, autóctonas y migrantes estacionales, a través del proyecto ¡Abramos las cancelas!. A modo de aproximación inicial, viajaron a Huelva para conocer de primera mano y analizar bajo distintas perspectivas (jurídica, periodística, cultural, sensible) los diferentes elementos que se solapan en el modelo actual de producción agraria: las condiciones de vida en el trabajo del campo, la precariedad de la clase jornalera, la vulnerabilidad que implica el racismo estructural y la extranjería en el caso de las trabajadoras migrantes, así como el papel del patriarcado y las consecuencias ecológicas que conlleva el modelo agroalimentario de explotación intensiva.
Esta cápsula incluye cuatro capítulos que nos acercan a esta experiencia desde su entramado más sensible. Porque, en palabras de su realizadora, la periodista Isabel Cadenas Cañón: “lo sonoro abre una conexión íntima que no tiene otro medio”1.
La lista de reproducción comienza con un audio en el que Ana Pinto y Najat Bassit Chahbouni -ambas integrantes de la Asociación Jornaleras de Huelva en Lucha- sobre su relación con el trabajo y la lucha como jornaleras; continúa con un audio de camino al terreno de trabajo y centrado en las experiencias de las jornaleras marroquíes; sigue con unglosario jornalero y onubense; y finaliza con una reflexión en torno al papel del arte en las luchas sociales.
Tanto la cápsula sonoras como el proyecto de investigación ¡Abramos las cancelas! parten del trabajo de la Asociación Jornaleras de Huelva en Lucha, un grupo autoorganizado de mujeres trabajadoras del campo que viven en la provincia de Huelva, Andalucía, y Abogadas Sociedad Cooperativa Andaluza, quienes creen que el derecho puede servir para conseguir mayores cuotas de justicia social.
La brigada feminista nació como apoyo a este trabajo, por parte de La Laboratoria. Espacio de Investigaciones Feministas junto a Museo en Red, del Museo Reina Sofía. La Laboratoria es una red transnacional de apoyo a la investigación activista feminista constituida en el año 2019. El Museo Reina Sofía trabaja junto a La Laboratoria desde su fundación con el objetivo de apoyar y participar en el desarrollo de una producción teórica feminista situada y de circulación transnacional.
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- Fecha:
- 21/12/2021
- Realización:
- Isabel Cadenas Cañón
- Licencia:
- Creative Commons by-nc-sa 4.0
Citas
- 1. Nota periodística para el diario El País, 17/12/2019, Isabel Cadenas Cañón
- Capítulo 4: Clara Peya, Alba Flores y Ana Tijoux (2021). Mujer Frontera. [en línea] Madrid: Vida Records. Disponible en: https://vidarecords.bandcamp.com