En 1909 María Blanchard, una de las grandes representantes de la pintura española de principios de siglo XX, se marcha a París para emprender una brillante carrera artística que finalizará en 1932 con su muerte.

Del seno de una familia acomodada en Santander, María Blanchard se traslada al frío de la capital francesa y a las dificultades tanto económicas como sociales propias de aquella época. Allí convive y comparte la práctica artística con algunos de los grandes maestros de la época como Juan Gris o Diego Ribera.

Pintora lenta pero constante, María vende bien su obra y participa en algunos de los grandes eventos artísticos de aquellos años. Como la mayoría de artistas del momento Blanchard pasa por el cubismo para instalarse en un momento posterior en la figuración, etapa de mayor intensidad y libertad en su trayectoria artística donde se observa a una pintora con personalidad y rasgos propios. Será en 1926 tras sufrir la pérdida de algunos de sus amigos más cercanos, como Juan Gris, cuando se observe un punto de inflexión en su trayectoria, apareciendo en este momento pinturas de gran espiritualidad y melancolía.

El Museo Reina Sofía dedica una exposición monográfica a esta artista eclipsada en la historia del arte por la relevancia de otros grandes maestros del momento. La comisaria de la exposición, Maria José Salazar, experta en el la vida y obra de la artista comenta algunos de los rasgos de su vida y obra.

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Fecha:
09/01/2013
Realización:
María Andueza
Licencia:
Creative Commons by-nc-nd 4.0