En su obra radiofónica de 1947, Pour en finir avec le jugement de Dieu, (Para terminar con el juicio de Dios), Antonin Artaud explora diferentes formas de relación entre el cuerpo y el lenguaje (o, en un sentido más amplio, la expresión). Desde este punto de vista, la voz ocupa un lugar intersticial, o intermedio, ubicándose entre la fisicalidad de lo corpóreo y la inmaterialidad de lo mental, entre el sonido y el sentido, o incluso entre lo vivo y lo muerto. La voz también puede ser concebida, en tanto que emisión procedente del cuerpo, como una forma de excremento, lo cual de nuevo nos sitúa en la frontera que separa lo vivo de lo inerte. Las continuas referencias a los excrementos, al proceso de defecación y, en última instancia, a la mierda, permiten relacionar la propia concepción de la voz radiofónica de Artaud con el dominio de lo estercóreo y lo abyecto. El mismo horror que empuja lo excremental fuera del sujeto crea un vínculo con ello. Los horrores de la Segunda Guerra Mundial provocaron que la conciencia de la muerte se hiciera muy presente en el trabajo de los artistas que testimoniaron la contienda. La obra radiofónica de Artaud, de 1947, captura ese clima desasosegante. Esta cápsula revisa su continuidad en el arte de posguerra, presente en ¿La guerra ha terminado? Arte en un mundo dividido. Colección, 1945-1968, con obras cuya relación con el mundo se construye a partir de la idea de despojo, de lo que la sociedad rechaza, caso de artistas como Jean Fautrier, o de que aquellos otros trabajos que replantean la relación entre arte y experiencia a través de una nueva noción de lo teatral, ejemplo de los letristas, como Isidore Isou, François Dufrêne y, sobre todo, Maurice Lemaître.

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Fecha:
15/04/2011
Realización:
Miguel Álvarez-Fernández
Locución:
Luis Mata
Licencia:
Creative Commons by-nc-sa 4.0

Citas

  • Antonin Artaud. Pour en finir avec le jugement de Dieu (1947)
    François Dufrêne. Tambours du jugement premier (1952)